21 de mayo de 2010

Comida de muerte

Si Arcimboldo cogiese de nuevo la paleta y el pincel no tendría más remedio que pintar retratos tan feos como este. Jamie Oliver, chef británico, se ha tomado muy en serio a la comida basura, tan enserio que está liderando la "revolución de la comida" para acabar con ella en Estados Unidos, pues él piensa que si cambia la actitud de los estadounidenses, su cambio será copiado por británicos, alemanes, chinos, indios...

Jamie abre los ojos a los americanos al echarles en cara la paranoia
que sufren acerca de los asesinatos, el terrorismo... cuando la primera causa de muerte, con creces, es la obesidad y las enfermedades relacionadas con ella, como la diabetes.
Aquí tenéis un par de diagramas, uno de 2000-2005 y otro más reciente de 2008 en el que el tabaco supera a la obesidad como causa de muerte:





























Durante un tiempo, trabajó en la ciudad más gorda de EEUU, Hungtington, concienciando a los padres de que la comida que ofrecían a sus hijos conseguía que su esperanza de vida se redujese en nada menos que 10 años; escuchando al párroco, preocupado por la frecuencia con la que tiene que enterrar a personas cuyos ataudes son de 1,70 x 1,70 m2; descubriendo que casi nadie sabe cocinar.


Además de en el hogar, Jamie encontró que en los colegios, donde los niños comen dos veces 180 días al año, los hábitos alimentarios y la comida ofrecida no hacen sino empeorar la situación.
Jamie no comprende cómo los niños tienen tijeras en clase pero no disponen de tenedores y cuchillos en el comedor por ser objetos peligrosos. Así se consigue que los niños solo coman cosas con las manos: pizza, perritos, hamburguesas, patatas, pastelitos.... Y denuncia la permisibilidad que existe con los proveedores, cuyos productos están procesados hasta el punto de perder el nombre de alimento, añadiendo una cantidad de azúcar que al cabo de un año iguala a la capacidad de una carretilla de obras.

Jamie, en el transcurso de uno de sus estudios, muestra en un colegio a un grupo de niños verduras y hortalizas. Al mostrarles unos tomates, ningún niño sabía qué tenía delante, excepto uno, que se atreve a admitir que son patatas. Ante una col, la respuesta es la misma, y ante rábanos... Los niños no saben lo que es la comida de verdad. Las cosas que comen tienen formas y colores extraños que carecen casi de relación con los productos de los que, se supone, proceden.
De este modo, ningún niño comerá nunca tomates, o patatas, o nada de eso que sale de la tierra porque sencillamente no saben que son para comer.


El deseo de Jamie Oliver


“Deseo vuestra ayuda para crear un movimiento fuerte y sostenible para educar a todos los niños sobre la comida, animar a las familias a cocinar de nuevo y dar poder a todos para luchar contra la obesidad."

Alucinantemente triste.


Para quien quiera saber más:

http://www.tedprize.org
http://www.jamieoliver.com

Fuente de los diagramas:http://www.stpeteforpeace.org/