15 de abril de 2010

Irracionabilidad predecible


"Malas o inexplicables decisiones son inevitables, como la muerte y los impuestos" Dan Ariely.

Dan Ariely, "economista del comportamiento", se dedica a realizar estudios sobre el racionalismo humano, desmintiendo las teorías de los economistas sobre que ésta se encuentra en cada una de nuestras decisiones.
Brevemente contaré lo que expone en la
presentación de su libro "Predictably irrational".

Tras hacernos conscientes una vez más de que el humano (incluso tra
s conocer que su deficiencia visual le obliga a crear y creer ilusiones ópticas, incluso tras ser conscientes de que lo que vemos no es como es, no dejamos de pensar en que es como lo vemos) siempre cae en la misma trampa, nos abre los ojos sobre cómo tomamos nuestras decisiones.

Dando un salto, Dan se hace preguntas sobre los datos del porcentaje de donación de órganos en países europeos. ¿Es cuestión de cultura? ¿religión? ¿de si se trata de una sociedad individualista o no? mmmm, no. En este gráfico vemos como en países vecinos con culturas muy similares existen tendencias bien distintas.

La solución para conocer el porqué de estas decisiones
está en el modo en que se hace la pregunta al ciudadano.
En los países que vemos en la izquierda, y que apenas donan
órganos, se les pregunta si quieren ser donantes. En los países que vemos en la derecha, se les pregunta si NO quieren ser donantes.

Lo que para Dan esto significa en realidad es que todos los días nos enfrentamos a muchas decisiones que no sabemos tomar, quizá porque nunca hemos pensado sobre ello (y menos sobre nuestros órganos, que es algo que no necesitamos una vez muertos).

Según los economistas, el coste de marcar la casilla con el boli es mayor que el posible beneficio de la donación para uno mismo, sin embargo, no marcar la casilla no es síntoma de que la pregunta no nos importe sino de que no sabemos qué elegir, y sino, mirad de nuevo los porcentajes: casi nadie marca la casilla. Entonces creamos la ilusión de haber decidido, pero quien ha decidido es quien hizo la pregunta, quien determinó que dejarla en blanco es un sí o un no.

Un ejemplo más fácil es el de dos opciones, totalmente distintas, pero que nos atraen por igual.
Para entenderlo, primero disponemos de tres opciones que son:

Vemos que, entre la opción online y la impresa hay una opción que suma las dos, entonces somos capaces de ver que merece la pena la opción que contiene las dos versiones, y sucede que:

Como nadie quiere la opción impresa, se elimina, y sucede lo siguiente:

Según Dan, cuando tenemos una tercera opción inútil es cuando realmente pensamos qué queremos o qué nos conviene. En este caso, ver que tener las versiones impresa y online cuesta lo mismo que solo impresa hace a esa opción muy apetecible, parece una buena inversión. Al desaparecer la opción tercera que nos permite comparar, nuestros esquemas se rompen (o mejor, no llegan ni a montarse).


Y lo mismo sucede con la atracción física.
Se pregunta a chicas con cuál de los dos chicos, Tom o Jerry, tendrían una cita.
Si solo mostramos las caras originales de Tom y Jerry, a las chicas les cuesta decidirse. Sin embargo, las chicas a las que se les muestra al hermano feo de Tom, eligen a Tom sin dudar, y a las chicas a las que se les da a elegir también al hermano feo de Jerry, eligen a Jerry.


En fin, alucinante el estudio de Dan Ariely.
Para ver la charla (en inglés, puede verse con subtitulos)
: http://www.ted.com/talks/dan_ariely_asks_are_we_in_control_of_our_own_decisions.html

1 de abril de 2010

La leyenda de la liebre y el sol.


Cuenta una leyenda de los nativos americanos canadienses que, cuando las blancas liebres que habitan el ártico americano se ven acosadas por sus hambrientos depredadores, el sol las proteje y las salva de sus cazadores.

Esta leyenda no es del todo incierta.


Empezando por la protagonista, la liebre ártica es también conocida como "pata ártica", y tiene de singular que nuda su pelaje: es castaño en verano y albino y grueso en invierno, de modo que puede camuflarse en la nieve. Como detalle más que importante, quien lee debe saber que la diferencia crucial entre un conejo y una liebre es que el primero vive en madrigueras mientras la segunda no tiene casita.



Pues debido justo a ello, la mayoría de las crías mueren devoradas porque no tienen protección, y por ello mismo, la liebre es una gran reproductora, porque la mayoría de sus crías mueren y reproducirse intensamente es el mejor modo de sobrevivir.



Se ha observado que existe un ciclo de unos 11 años en el cual la liebre alcanza tal superpoblación que todos sus depredadores se permiten también crecer en número debido al aumento de alimento. En el caso canadiense, el enemigo público número 1 de la liebre es el lince. Cada 11 años, la tundra es un ajetreo de animales babeantes ante el festín.


Sin embargo, todos sabemos que las grandes comidas no son del todo beneficiosas.


Al llegar el decimoprimer invierno del ciclo, la liebre se pone su abrigo blanco desconociendo que quizá ese sea su último invierno.

La comida escasea. Los brotes tiernos no son suficientes para todas y algunos árboles perennes listos ya han conseguido hacerse con armas venenosas que evitan el gusto de las liebres por ellos.


Cuando una liebre encuentra un brote, todas acuden y tienen que pelearse por la comida. Sin embargo, luchar sirve de poco si quieres conservar energía.


La inmensa mayoría, cerca del 90%, mueren agotadas o de hambre al terminar este ciclo.

Por consiguiente, los linces se mueren de hambre, y si bien el verano anterior pudieron triplicar el número de miembros de sus familias, el invierno matará también a casi todos, y casi significa que solo los que sean tan fuertes como para recorrer cien km. en busca de comida sobrevivirán. Los linces jóvenes e inexpertos morirán, y en los siguientes años, las hembras que nazcan no serán fértiles debido a la mala alimentación.

Si bien no es el sol sino el frío el protagonista, la liebre no es cazada.



Fuente: The tale of the hare and the sun, 2003, Waltraud Paschinger, Franz Hafner.