1 de abril de 2010

La leyenda de la liebre y el sol.


Cuenta una leyenda de los nativos americanos canadienses que, cuando las blancas liebres que habitan el ártico americano se ven acosadas por sus hambrientos depredadores, el sol las proteje y las salva de sus cazadores.

Esta leyenda no es del todo incierta.


Empezando por la protagonista, la liebre ártica es también conocida como "pata ártica", y tiene de singular que nuda su pelaje: es castaño en verano y albino y grueso en invierno, de modo que puede camuflarse en la nieve. Como detalle más que importante, quien lee debe saber que la diferencia crucial entre un conejo y una liebre es que el primero vive en madrigueras mientras la segunda no tiene casita.



Pues debido justo a ello, la mayoría de las crías mueren devoradas porque no tienen protección, y por ello mismo, la liebre es una gran reproductora, porque la mayoría de sus crías mueren y reproducirse intensamente es el mejor modo de sobrevivir.



Se ha observado que existe un ciclo de unos 11 años en el cual la liebre alcanza tal superpoblación que todos sus depredadores se permiten también crecer en número debido al aumento de alimento. En el caso canadiense, el enemigo público número 1 de la liebre es el lince. Cada 11 años, la tundra es un ajetreo de animales babeantes ante el festín.


Sin embargo, todos sabemos que las grandes comidas no son del todo beneficiosas.


Al llegar el decimoprimer invierno del ciclo, la liebre se pone su abrigo blanco desconociendo que quizá ese sea su último invierno.

La comida escasea. Los brotes tiernos no son suficientes para todas y algunos árboles perennes listos ya han conseguido hacerse con armas venenosas que evitan el gusto de las liebres por ellos.


Cuando una liebre encuentra un brote, todas acuden y tienen que pelearse por la comida. Sin embargo, luchar sirve de poco si quieres conservar energía.


La inmensa mayoría, cerca del 90%, mueren agotadas o de hambre al terminar este ciclo.

Por consiguiente, los linces se mueren de hambre, y si bien el verano anterior pudieron triplicar el número de miembros de sus familias, el invierno matará también a casi todos, y casi significa que solo los que sean tan fuertes como para recorrer cien km. en busca de comida sobrevivirán. Los linces jóvenes e inexpertos morirán, y en los siguientes años, las hembras que nazcan no serán fértiles debido a la mala alimentación.

Si bien no es el sol sino el frío el protagonista, la liebre no es cazada.



Fuente: The tale of the hare and the sun, 2003, Waltraud Paschinger, Franz Hafner.




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